Yo siempre tuve buena suerte.
Nací gracias a la buena suerte. Nosotros vivíamos en un pueblo que no tenía sanatorio ni hospital. El día que yo iba a nacer, el auto de mi papá no arrancó, entonces cuando salió al medio de la calle para hacer dedo no tuvo ni que levantarlo porque justo pasó un colectivo conducido por un conocido de la familia y los llevo a él y a mi mamá hasta el hospital para que yo naciera.
"Pucha! que buena suerte Normi", dijo papá. "Ésta nena va a traernos muy buena suerte", agrego.
Y así fue. No necesité cesárea, mi mamá no tuvo que pedir la peridural porque yo no le hice doler y el cordón se me cortó, cicatrizó y cayó solito.
En la primaria nunca me caí, jamás me raspé, nunca se me desarmaron las trencitas y en mi vida pisé caca de perro. Terminé el secundario sin que ningún muchacho me rompiera el corazón y sin que ninguna amiga me traicionara. .
Me gané el viaje a Carlos Paz, el de Bariloche y todos los concursos que proponían las agencias de viajes. Un día, en la heladería, me dieron un formulario para un concurso donde sorteaban una moto y obviamente me la gané. Había escrito mal mi número de teléfono pero sin embargo lograron ubicarme y entregarme mi Zanella.
Conocí a mi marido cuando me lo choqué en una esquina y se me cayeron todos los apuntes al suelo. Mi único evento desafortunado terminó en un buen momento en el cual conocí al amor de mi vida como si fuera una película.
Mis hijos también fueron un evento de suerte. Un día me gané un repollo y venía con un pibe, me gané una cigüeña y tenía una nena colgando del pico.
Mi mayor racha de buena suerte llegó con los concursos de TV. Nunca quise llamar a Susana porque sabía que me iba a ganar el millón y creía que había alguien que se lo merecía más que yo. Con todos los concursos que gané a lo largo de mi vida ya había viajado a Europa 3 veces, vendí miles de licuadoras a mis amigas por un módico precio, motos, plasmas, 0Km y con eso hasta me hice un sueldo mensual.
Pero los concursos que más me gustaban eran los que requerían tiempo y esfuerzo. Esos que había que mandar, vía mensaje de texto o llevando una cuenta por internet, los códigos de los productos que me compraba y de esta forma ganar más cosas.
Me encantaba juntar envases de productos y subir los códigos a mi cuenta en la respectiva página web y de esta forma gané muchas cosas más:
1 año de lavandina Ayudin
1 año de la cuenta de agua gratis con Julián Weich
1 año de shampooes Sedal, Pantenne y uno que no nos gustó y los vendimos a un almacén.
1 año de tarjetas de celular
1 Wii para mis hijos
y 3 pcs completas
Un día mientras lavaba la ropa con mi jabón en polvo Ala que me gané hace 6 meses por teléfono, escuché que en el plasma que me gané en el super decían: "Subí los códigos de tus productos Pantenne a la web y te podes ganar un viaje a New York City para 4 personas". Comencé a subir los códigos de todos los envases que tenía en casa. Como ya me había ganado un año de productos Pantenne gratis tenía todo el patiecito de atrás llenó de cajas Pantenne. Sabía que iba a tardar en ganar porque son promociones que duran mucho tiempo así que, mientras tanto, lo mandé a mi marido a hacer los pasaportes de los chicos, a pedir unos días en nuestros respectivos trabajos y me dediqué a subir códigos segura, confiada, tranquila que me iba a NYC a pasar pascuas.
Cuando se acercaba el vencimiento del concurso, fui y compré ropa para los niños, me equipé con todo, averigüé tours para hacer por la ciudad de la gran manzana y me senté a esperar que sonara el Blackberry (que me gané en Garbarino) diciéndome cuando partía para NY.
Yo no fumo y nunca fumé pero una vez me encontré una cajetilla vacía que tenía el número ganador y me gané un viaje a Las Vegas para 2 personas con Camel, así fue que festejé mi luna de miel. Bueno, cuestión que yo no fumo pero los nervios de que no me avisaran si gané el concurso hizo que abriera una de las cajas de regalo que me dio Camel y comenzara a fumar mientras esperaba.
Esperé, esperé días, noches, mañanas y tardes. Esperé semanas hasta que un día, harta de no tener noticias de Pantenne, llamé a la empresa y pedí saber qué había pasado con el concurso. Creí que lo habían dado de baja, pero no:
Operadora - No señora, el concurso finalizó hace un mes y lo ganó...
Yo - Sí yo lo gané pero no me avisaron!
Operadora - Cómo que no? Acaso usted no es Azucena Acasuzo de Olivos? Tenía entendido que ya se le habían entregado los pasajes.
Yo - Yo no soy esa y usted señorita está equivocada. Yo gané ese concurso y no me dieron nada todavía.
Operadora - Señora usted NO es Azucena Acasuzo de Olivos?
Yo - No, yo soy María Mercedes Merceditas de Villa Cañas
Operadora - Entonces señora, usted perdió.
Corté. Jamás había escuchado esa palabra. "perdió" yo? Perder? Yo nunca perdía...yo siempre ganaba...yo era María Mercedes Merceditas la famosa ganadora de concursos. María Mercedes Merceditas la de la buena suerte. Yo...yo había ganado...no podía ser, tenía que haber una equivocación.
Me quedé unos largos minutos mirando mis angelitos de porcelana que gané en una fábrica de porcelanas en Córdoba hasta que se me ocurrió cuál podría haber sido el problema:
Corrí al patiecito de atrás y rebusqué todas las botellas vacías de shampoo, crema de enjuague, baños de crema, cremas para peinar y protección solar marca Pantenne. Estaba segura que había ingresado mal alguno de los códigos y que debía haber un premio para mi si lo ingresaba nuevamente bien. Controlé todos los códigos uno por uno, tardé 4 días sin dormir y cuando, finalmente, confirmé que todos estaban bien ingresados no me quedó otra que agarrar una de mis tarjetas de llamadas ilimitadas nacionales que gané el año pasado y llamar a esta mujer que me había robado mi triunfo. Esa turra me iba a escuchar.
La turra no me escuchó y me cortó el teléfono mientras me susurraba "Loca de mierda".
YO NO SOY UNA LOCA! YO SOY LA QUE GANA TODO! Gritaba yo con mi teléfono Panasonic última generación.
Cuando mi familia escuchó eso y me vio rodeada de envases vacíos de shampoo comenzó a preocuparse por mi comportamiento.
Intenté calmarme pero por las noches no podía dormir de solo pensar que yo, María Mercedes Merceditas, había perdido un concurso.
Hace unos días mi marido me dejó y se llevó a los chicos porque dijo que tenía un comportamiento compulsivo con los concursos y que los niños estaban preocupados. Me dijo que perdía los días anotándome en sorteos y que ya no les hacía de comer a los niños por buscar premios para ganar. Tenía que ganar algo, lo que fuere, hasta concurso de Virulana (que ya lo gané dos veces y ya no se qué hacer con tanta virulana)
No me importa, no me importa que mi marido se haya ido. Ya va a volver porque si me gané a mi marido una vez puedo volver a ganarlo y lo mismo con mis hijos. Yo voy a volver a ganar todo, como siempre. Y todo el mundo va a volver a amarme por venderle las cosas que gano a precios muy baratos. Voy a volver a ser famosa en el pueblo por ser María Mercedes Merceditas de Villa Cañas la que tiene suerte. Voy a volver a recuperar mi identidad, mi buena suerte. No voy a dormir en paz hasta empezar a ganar de nuevo, como siempre, como ha sido toda mi vida, como se supone que tiene que ser.
Ayer sonó mi blackberry. Gané un peinado gratis en la peluquería de Tulio Toledo en Granadero Baigorria.
De a poco voy recuperando mi buena suerte...de a poco voy a volver a ser yo.
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