martes, 21 de enero de 2014

Casi en blanco

Fotografía: Sofía Valle

Recuerdo cuando reíamos hasta que nuestros estómagos se agitaban y dolían. En el altillo hablábamos de los días que vendrían, y cuanto tardarían. De las personas que pasarían, y las que se quedarían. Imaginábamos las que nunca llegarían. Lamentábamos su ausencia. Incoherentes.

Y en la última hora de luz, bajábamos esperando que desaparezca la multitud. Sus voces aún jugaban, entre las grietas de los ladrillos. Las calles vacías se ruborizaban de nuestros secretos, y ya no había espacio para risas. Latidos.

Jugar a la soledad de a dos, confiando a la vez, en que la tierra nunca mostrará huellas. En que las pisadas nunca cesarán. Que la soledad no sea tal que no haya oídos para escuchar.

Como a un extraño. Quiero que me vuelvas a buscar. Y vencer, como el agua, toda resistencia.

Siempre es más fácil llegar cuando no conocemos el camino de regreso.