sábado, 17 de diciembre de 2011

Allende las montañas

¿Y por qué la ciudad nunca calla?
Porque nadie quiere oir su silencio de muerte...

El silencio de vida sopla con el viento alto,
seco y solitario.
Donde la luz de sol baña de frescura;
y bebemos de ella,
y calma la sed.

La ciudad, distinta del silencio,
nada tiene para decir,
por eso nunca calla.

Pero cuando lo hace,
llena el espíritu de vacío:
y el más miserable
se vuelve el alma más rica.

(Nada es eterno;
excepto nada)

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