Hace falta
más que una boca,
más que dos
oídos.
Así como dos pies,
no alcanzan para afirmarse
sobre el suelo.
Hace falta
mucho más,
-tanto como
nada-
para
aprender a hablarse a uno mismo.
¿Y cuántas
veces llegará la noche
antes de que
aprendas a oírte?
Conozco tu
deseo,
¡pero cuidado!
Puede que
escuches más que palabras.
Y así,
llegarán los pasos.
Uno tras
otro.
Y te amarás,
y antes de que
te amen,
amarán tu
soledad.
Repito,
besame donde no llegue.
Repito,
besame donde no llegue.
2 comentarios:
El "¡pero cuidado!" ya puede considerarse un jereísmo
joooo ya dejo marcas de autor y todo papa!
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